domingo, 1 de diciembre de 2013

NORUEGA 2013: CRUZANDO ESCANDINAVIA


Nuestro regreso a Noruega fue esta vez vía Suecia, con el intento de abaratar costes y hacer algo de pesca en este país, aunque sería algo "relámpago". Apenas unas varadas en la ida, en el Báltico, donde sacamos algunos "lapiceros" con cierta facilidad, así como algunas percas europeas, que sucumbían con los equipos de rock. La gente española tiene la idea de que es muy fácil pescar lucios gigantes, pero lo cierto es que fuera de época y desde costa, esto es harto complicado. 

Raúl intentó algo un poco más serio en el Báltico, y sacó algún lucio un poco más grande que los pequeñines que sacamos a rock. 

 Las percas son peces preciosos, que igual atacaban en momentos de actividad a cualquier señuelo para lucio, mientras otras veces estaban difíciles hasta con los equipos de rock. 

Después de cruzar toda Escandinavia en coche, estando a punto de atropellar un urogallo y viendo correr de manera impresionante a un alce junto a nuestro coche, llegamos a nuestro destino, donde nos esperaba un tiempo bastante apacible y mucha gente de pesca aún, con el camping a tope. Como siempre, las sesiones de rock ligero al volver de las sesiones embarcadas nos dieron mucho juego, con momentos de mucha actividad, pescando a pez visto con mucha frecuencia.

Los mini carboneros dan un juego increíble en la puerta de nuestra casa. 


 Hay momentos de actividad increíble en la puerta de nuestra casa. Raúl está soltando su bacalao y Óscar está sacando su abadejito... 

 Este año el rock nos dio una especie nueva, una solla capturada a pez visto con un vinilo. 

Por otro lado, el barco nos dejó una sensación agridulce. Peces había, en los mismos sitios de siempre, pero estaban recelosos, de manera muy distinta al año pasado, que se comían cualquier cosa. No había tanto arenque, y había que hilar fino para capturar peces con frecuencia tras las dos primeras pasadas. Sacamos muchísimos peces, como siempre, pero hemos vivido situaciones bastante mejores que en este último viaje.  

 El Eglefino o "Haddok" es una "delicatessen" en la cocina, infinitamente mejor que el bacalao, que es lo peor de estas aguas. 

Cuando las cosas estaban difíciles, Raúl les daba  a drop shot con los sandeel slug de 10 cm... 

 ... y yo con el mismo señuelo pero con la cabeza plomada de 7 gr. ¡una pesca complicada pero realmente efectiva!

 A media agua, cerca de las orillas escarpadas, son cientos los abadejos y carboneros que puedes llegar a capturar pescando ligero. 



Uno de los bacalaos más grandes de este año. Estaba extremadamente delgado, pesaría 4 kilos, pero debería haber pesado al menos 7, era un auténtico "pez cadáver". 

Dedicamos una tarde a machacar las caballas con los equipos ligeros, yo las pesqué incluso en superficie. 

 ¡¡Sesión Caballa!!

 Los halibut no dieron la cara este año. Tuve el gusto de sacar el único pequeñín del viaje, bajo una mancha de arenques, cómo no., y al sandeel.

 Uno de los más grandes de Óscar en este viaje.

 Los carboneros gigantes tampoco entraron, aunque sacamos peces "buenos" con los equipos ligeros.

 Uno de los "grandes" de Raúl, al Cut Bait Herring, tentando al Halibut. 

Inchiku, vinilo, jig... se jalan todo, aunque no estaban tan fáciles este año.  

 Las spinners también son atacadas ¡a veces las engullen enteras!

Las Manic shrimp dieron la campanada, como se esperaba, pues los bacalaos comen gambas y cangrejos básicamente. Curiosamente, el bacalao más grande del viaje salió con la gamba más pequeña,  que engulló hasta el estómago, y puso en serios aprietos el equipo ligero hasta que lo pudimos levantar. 

 Y no nos cuidamos nada mal ¿eh?

 
Y, por supuesto, hubo algún rato para que me hiciera con mi salmón, mis reos y, por fin, con algún salvelino ártico.  

La vuelta tuvo el "fiasco" de la Laponia sueca. Pescamos un tramo de truchas gigantes, en uno de esos ríos ingobernables, donde la actividad fue nula por la avanzada estación y ausencia de insectos. Apanas unas truchitas y a buscar setas para la cena, aunque allí te buscan ellas a ti. 


Como siempre, gracias a todos aquellos que nos han facilitado el viaje, Rigmor y Ole (Sjobakken) y personal de Vasterbakken. Volveremos.  


Antonio Pradillo
Fotografías: Raúl Gil, Óscar Bas y autor.